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Capítulo 525
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Capítulo 525

**Dorian! ¡Dorian!” Eduardo gritaba desesperado desde la orilla del río, pero la corriente furiosa ahogaba su voz.

Eduardo no podía oir nada, tampoco podia ver; la oscuridad del hacia latir su corazón a mil por hora.

Sin pensarlo dos veces, se giró hacia la gente que estaba paralizada por el miedo y les gritó furioso: “¿Qué están mirando? ¡Vayan a salvarlo!”

Todos reaccionaron de inmediato y se pusieron a trabajar frenéticamente, recordándose unos a otros que había que detoner el trabajo y rescatar a la persona.

La máquina de concreto también se detuvo en medel caos.

Algunos se lanzaron al río, otros llamaron a las autoridades y algunos intentaron desmontar los pilares de la base; todo era un desorden total.

Dorian se zambulló en el agua gritando el nombre de Amelia, llamandola mientras buscaba bajo el agua, pero después de varias inmersiones, no encontró nada, ni hubo respuesta alguna.

Solo se oía el ruido de la corriente rápida y violenta.

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“Amelia!”

La voz de Dorian temblaba y sentia su sangre helarse, un miedo como nunca antes lo invadia por completo. No se atrevia a pensar lo peor, emergia para tomar aire y volvia a sumergirse en el agua.

Pero las corrientes bajo la superficie eran fuertes y turbias, no podía ver nada.

Amelia se habia desvanecido como por arte de magia, era imposible encontrarla.

Los ojos de Dorian se enrojecían mientras buscaba río abajo, gritando su nombre una y otra vez, sumergiéndose más tiempo con cada intento, cada vez más desesperado.

El fdel agua en invierno y el tiempo prolongado sumergido empezaban a pasar factura a su resistencia, pero Dorian no se daba por vencido y su voz se volvía cada vez más ronca y temblorosa hasta que casi no podia gritar.

Los trabajadores que también habían entrado al río para buscar estaban igual de desesperados y no encontraban a Amelia.

Ella habia desaparecido como si nunca hubiera estado alli, sin dejar rastro alguno en esa parte del río.

Nadie habia oido su grito de auxilio.

No tenía sentido, cualquier persona que cayera al agua por instinto patalearia y pediría ayuda, tendría fuerzas para luchar un rato.

Pero Amelia no lo hizo.

A menos que algo trágico hubiese ocurrido.

Los trabajadores no querían seguir pensando, pero todos miraban hacia el pilar que se alzaba sobre la superficie del

agua.

Amelia había caido justo encima de ese pilar y si hubiera caido dentro de él, no habría ninguna posibilidad de sobrevivir. Dorian emergió una vez más y con los ojos inyectados en sangre, gritó loco de rabia a los que seguían extrayendo el concreto en la orilla: “Apürense!”

Después de gritar, se abalanzó sobre el martillo de un trabajador que intentaba desarmar el encofrado y golpeó con todas sus fuerzas el molde exterior del pilar, pero no se movió ni un milimetro.

Cada golpe era más fuerte que el anterior y aunque las palmas de sus manos se desgarraban, no lograba romperlo.

Al final, el martillo cayó de sus manos sin fuerzas y la desesperación de no encontrar a Amelia lo transformaba en un animal enjaulado, golpeó con sus propias manos el pilar hasta que la sangre le corría por los dedos. Sin importarle el agotamiento, se lanzó de nuevo al agua buscando a Amelia.

Capitulo 525

¡Amelia no podia haber caido dentro del pilar, era imposible!

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**Señor Ferrer! ¡Señor Ferrer!”

Los trabajadores veían a Dorian exhausto y se acercaban preocupados para sujetarlo, temiendo por su seguridad.

Pero apenas tocaron su brazo, él los apartó con violencia.

“¡Déjenme!”

Su voz estaba tan ronca que no parecía humana, sus ojos rojos estaban llenos, nadie sabia si de agua o de lágrimas. No había tiempo para más observaciones, Dorian ya estaba otra vez sumergido.

Los demás se apresuraron a seguirlo.

En la orilla, Eduardo también veia la locura de Dorian y angustiado, iba y venía pateando el suelo, gritando su nombre sin obtener respuesta.

La ansiedad y el miedo lo invadian, haciéndole alzar la voz en un tono desesperado hacia los demás: “¡Apürense y saquen a esa gente del agua, carajo! Si seguimos asi, va a pasar una desgracia.”

Los que dudaban en sumergirse finalmente se lanzaron al agua sin pensarlo más.

Casi en ese instante, un potente reflector se encendió, iluminando la oscuridad del agua y convirtiendo la noche en dia Pero entre las siluetas flotantes no se podia distinguir a Dorian, tampoco a Amelia.

Yael llegó justo en ese momento y sin acercarse demasiado, se encontró con el caos sobre el rio. Su rostro se tensó se apresúró a preguntar: “¿Qué diablos está pasando aquí?”

Eduardo, como si hubiera visto un ángel salvador, gritó desesperado a Yael: “¡Rápido, por el amor de Dios, salva a Dorian! Todavia está en el rio, ¡no va a aguantar mucho!”

Capítulo 526